Las Floraciones mas espectaculares del Mundo

Parque Keukenhof, Lisse (Holanda)

El parque floral más grande de Europa (32 hectáreas) se encuentra en Holanda y como no podía ser de otra manea su mayor atractivo son los tulipanes. El parque abre sus puertas a finales de marzo, cuando los más de siete millones de bulbos que guarda dentro comienzan a abrir. El tulipán no es la única flor de la que hace gala, también hay narcisos, orquídeas, rosas, claveles, lirios y azucenas. Cada año su distribución es diferente, pues se reorganizan las plantaciones y pabellones según un tema (esta temporada estarán dedicadas al diseño holandés). Paralelamente celebran actividades para niños y adultos, como muestras de ornamentación floral, conciertos e incluso una feria gastronómica.

 

 

Chidorigafuchi, Tokio (Japón)

‘Hanami’ es como se denomina en Japón al tradicional picnic primaveral que se realiza bajo los cerezos para contemplar su espectacular floración, entre mediados de marzo y principios de abril. Para seguir la costumbre, además, uno debe beber sake y comer sakura mochi, un pastel de judías rojas cubierto por una hoja de cerezo. El ritual, antiquísimo (data del siglo VIII), se puede disfrutar en numerosos parques y ciudades de todo el país, el de Chidorigafuchi, en el barrio tokiota de Chiyoda, uno de los lugares más singulares. Los visitantes pueden alquilar barcas para surcar el río y admirar los cerezos desde el agua. Este árbol tradicional japonés no da cerezas, se cultiva por su belleza y su floración es entendida como una metáfora de la propia vida, frágil y efímera.

 

 

Valle de Orcia, Toscana (Italia) 

Las onduladas tierras de la Toscana son la sementera de olivos, vides y flores silvestres. En el valle de Orcia, a una hora en coche de Siena, los campos de girasoles se extienden sin fin. Estas flores de gran tamaño van creciendo durante la primavera para ofrecer su máximo esplendor cuando entra el verano. Su color amarillo contrasta con el verde de los campos de trigo, los cipreses y el rojo de las amapolas (en la foto), que florecen a partir del mes de abril. El conjunto paisajístico ha sido declarada patrimonio mundial por la Unesco y está salpicado de abadías, bodegas y pueblos históricos como Contignano, Monticchiello, Bagno Vignoni, Rocca d’Orcia y Campiglia d’Orcia, entre otros.

 

 

Valle de la Muerte, California (Estados Unidos) 

Este parque nacional estadounidense está considerado el lugar más caliente de la tierra: ha registrado la temperatura más alta de la que se tiene constancia, 56,7º C. Esta cuenca de más de 13.000 kilómetros cuadrados donde se pide a los turistas que la visitan precauciones ante posibles golpes de calor y deshidratación acoge, sin embargo, un fenómeno sumamente asombroso periódicamente: la superfloración. En un lugar desértico, aparentemente muerto, surge la vida de cientos de plantas, como el girasol del desierto, que forman un manto amarillo, verde y violeta que apenas dura unos días. La última vez que ocurrió de manera notoria fue en marzo de 2016, como consecuencia de las lluvias provocadas por El Niño, un fenómeno climático impredecible pero recurrente.

 

 

Valle del Jerte, Extremadura 

Encastrado entre los montes de Traslasierra y la Sierra de Tormantos se encuentra el valle del Jerte, cuyo nombre deriva del árabe Xerit, que significa angosto o cristalino, ambas características del río que lo atraviesa. En sus laderas se produce el fenómeno de floración más famoso de España: un millón y medio de cerezos rompen sus gromos entre el 20 de marzo y el 10 de abril, periodo que puede según el clima. El medio de vida de la comarca se ha convertido en un atractivo turístico, que se puede disfrutar con una visita por sus pueblos –Valdastillas, Piornal, Barrado, Cabrero, Casas del Castañar, El Torno y Rebollar–, siguiendo el brote de las flores, pues los cerezos no brotan al unísono. El valle cuenta también con cascadas y piscinas naturales, además de ser un área de gran interés ornitológico.

 

 

Ciudad de México 

Las jacarandas (en la foto) son arboles de América del Sur que se cultivan para la ornamentación de espacios públicos, con lo que marcan el inicio de la primavera en muchos lugares y ciudades latinoamericanos. Sin embargo, desde que llegaron a México, la capital las ha adoptado casi como propias, hasta el punto de dar nombre a varias avenidas. Cada primavera las calles de Ciudad de México se incendian de color violeta, desde vías principales, como Reforma, hasta parques y jardines como el de Chapultepec o Biblioteca Nacional. Todos lucen alguna variante de esta especie que alcanza los 30 metros de altura.

 

 

West Coast National Park, Ciudad del Cabo, Sudáfrica 

En el mundo existen seis reinos florales y el de la región de Ciudad del Cabo es el más pequeño pero, proporcionalmente, el más diverso. Se denomina capense y la Unesco lo declaró patrimonio mundial en 2004 al considerarlo “una de las zonas de biodiversidad vegetal más importantes de nuestro planeta”. Abarca 9.000 especies de plantas de las cuales un 69% son endémicas, casi 1.700 están amenazadas y 3.000 son de especial interés para la conservación. Tienen además un particular valor científico, pues es un lugar de referencia para estudiar procesos biológicos y evolutivos de los seres vivos, como la polinización por insectos o la adaptación de las plantas a los incendios. Uno de las mejores áreas para visitar la tupida floresta es el área restringida de Postberg (en la foto), en el West Coast Natinal Park. Hay que tener en cuenta que se encuentra en el hemisferio sur, con lo que la floración llega entre agosto y noviembre.

 

 

Grasse, Provenza (Francia) 

En su novela ‘El perfume’, Patrick Süskind presenta a Grasse como la ciudad donde se crean todos los olores del mundo. Ficción casi real, pues esta ciudad medieval es conocida, precisamente, como la capital del perfume debido a su larga tradición, desarrollada desde el siglo XVII. En parte se debe a sus cultivos de rosas, lavanda (en la foto), jazmines y nardos que proliferan en abundancia gracias a un microclima de temperaturas suaves y alta humedad. Sus construcciones medievales se encuentran sobre una colina de unos 800 metros cuyas faldas están coloreadas por las flores de estas plantas. Aunque se encuentra dentro de la ruta de la lavanda (de floración casi veraniega), su flor principal es el jazmín, de la cual se recogen de dos a tres kilos al día, es decir, entre 16.000 y 24.000 flores.

 

 

Colinas de Gallo de Oro, Luoping (China) 

Un manto de color oro se extiende a pocos kilómetros del centro de la ciudad china de Luoping (al sur del país). Son las plantaciones de colza, un vegetal con flor muy amarilla (especialmente entre febrero y marzo) de cuya semilla se extrae aceite para cocinar. Aunque en España no se utiliza por un episodio de intoxicación masiva ocurrido en 1981 –producido por una mala manipulación industrial, no por la planta–, en China, Canadá, Francia o Alemania es un producto muy común. Esta planicie, una de las mayores granjas de colza del país, está salpicada de pequeñas colinas que rompen el paisaje y desde las que se pueden observar las extensiones en su totalidad. Lo más recomendable es ascender hasta el templo de Lingyi, que ofrece las mejores vistas por su altitud y, además, permite huir del gran número de insectos polinizadores que vuelan sobre estos campos.

 

 

Hitsujiyama Park, Chichibu (Japón) 

El parque japonés de Hitsujiyama, a unos 100 kilómetros al noroeste de Tokio, acoge la llamada Colina de Musgo Rosa. Se trata de una planta de tallo bajo con flores de color rosa y violeta que brotan de abril a marzo, tapizando parte de este recinto: unas 400.000 plantas cubren 17.600 metros cuadrados. Al fondo se alza el monte Bukozan y en el área circundante también se pueden ver los famosos cerezos japoneses y otras plantas en floración.

 

 

Montañas Rocosas (Canadá) 

Las cumbres de las Montañas Rocosas de Canadá permanecen cubiertas de nieve gran parte del año, sin embargo, el deshielo deja paso a una floración tan espectacular como inimaginable en sus faldas. Durante más de tres décadas se ha llevado a cabo un estudio (publicado en 2014 en Proceedings of the National Academy of Sciences) en los parques naturales que forman la cordillera –Jasper, Yoho y Banff (en la foto, Crowfoot Mountain y el lago Bow)– durante el que se han registrado más de dos millones de flores silvestres. Además, los investigadores concluyeron que el cambio climático ha adelantado hasta un mes su floración, con lo que actualmente fluctúa entre abril y septiembre.

 

 

Llanos de Challe, desierto de Atacama (Chile) 

El desierto de Atacama da señales señales de vida entre los meses de julio y noviembre gracias a las 1.800 especies de plantas endémicas que llegan a florecer. Permanecen adormecidas hasta la época de lluvias y, en funcion de estas, su floración es más o menos fructífera. Con una cadencia irregular, el fenómeno del Niño incide con más fuerza en la tierra dejando años más fértiles en los que las añañucas rojas y amarillas y los suspiros de color celeste, entre otras plantas, crecen en los suelos del parque nacional de Llanos de Challe, uno de los lugares donde mejor se observan los contrastes entre la sequedad extrema de esta tierra y la vivacidad de las flores.

 

 

Valle del Antílope, California (Estados Unidos) 

En el valle del Antílope, las amapolas tienen un santuario propio; una reserva natural donde cada primavera sus colores tintinean bajo el sol y el viento que suele azotar esta zona. Se encuentra entre los 800 y 900 metros de altura y lo serpentean un buen número de senderos por los que se puede caminar y contemplar el paisaje. No es el único paraje de California donde la floración transforma completamente la aridez de sus montañas. Cerca de este parque también se pueden visitar las colinas de Gorman, la montaña Figueroa y la planicie de Carrizo, lugares donde las flores silvestres también visten la tierra.